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Abstract

Wiregrass (Ventenata dubia [Leers] Coss.), an annual grass from the Mediterranean region of North Africa and Eurasia that has aggressive invasion potential in many North American plant communities, has only recently been reported in low-elevation sagebrush steppe. We first encountered wiregrass in 2014 in the John Day Fossil Beds National Monument, a low-elevation steppe protected area in central Oregon. This discovery was incidental to formal vegetation monitoring that was initiated in the monument in 2009. We first encountered wiregrass in monitoring plots in 2016, and, from plot data, we documented rapid spread during 2017–2019. Wiregrass infestation increased within our 4674-ha monitored area from 21 ha (95% CI, 3 to 106 ha) in 2016 to 138 ha (95% CI, 31 to 265 ha) in 2018, and declined to 63 ha (95% CI, 13 to 119 ha) in 2019, representing a cumulative increase of 300% over the 4-year period. Variation in weather may explain this annual variation in wiregrass. We examined mean monthly water balance deficit during the autumn, winter, and spring preceding each survey year and found evidence of a potential correlation between winter deficit and wiregrass. The lowest winter deficit occurred in 2018 prior to the survey documenting the largest wiregrass increase. Wiregrass exhibited a broad ecological niche within our survey area, occurring across all surveyed elevations and on all but steep southern slopes. Invaded sites were in well-drained clay soils in association with other invasive annual grasses. Our observations contribute to the growing evidence that wiregrass poses a greater threat to low-elevation sagebrush ecosystems than previously recognized. It also illustrates the kinds of external stressors that are impacting sagebrush steppe protected areas and the need for continued early detection and rapid response measures, as well as long-term monitoring of invasions and response effectiveness.


La hierba de alambre (Ventenata dubia [Leers] Coss.), un tipo de hierba anual de la región mediterránea del norte de África y Eurasia que tiene una agresión potencial en muchas comunidades de plantas de Norte América recientemente ha sido reportada en estepas cubiertas de artemisa de baja elevación. Encontramos primeramente esta hierba de alambre en 2014 en el Monumento Nacional John Day Fossil Beds, una estepa de baja elevación en un área protegida en el centro del estado de Oregón. Este descubrimiento fue incidental al monitoreo de vegetación formal iniciado en el monumento en 2009. Descubrimos primeramente la hierba de alambre en pequeñas áreas que monitoreamos en 2016 y de esa información, documentamos la diseminación rápida que ocurrió durante 2017–2019. La infestación de esta hierba incrementó dentro de nuestra área observada de 4674 hectáreas donde se encontraron 21 hectáreas (95% de intervalo de confianza, 3–106 hectáreas) en 2016, 138 hectáreas (95% de intervalo de confianza, 31–265 hectáreas) en 2018, el cual disminuyó a 63 hectáreas (95% de intervalo de confianza, 13–119 hectáreas) en 2019, representando un incremento acumulativo de 300% sobre el cuarto periodo anual. Una variación en el clima puede dar explicación esta variación en la hierba de alambre. Examinamos la media del balance del déficit de agua mensual durante el otoño, invierno y la primavera anterior a cada año encuestado y encontramos evidencia de una correlación potencial entre el déficit del invierno y la hierba del alambre. El déficit más bajo del invierno ocurrió en 2018 antes de que se documentara el mayor incremento de la hierba de alambre. Esta hierba demostró un gran nicho ecológico dentro del área de estudio, teniendo lugar en todas las elevaciones examinadas a excepción de las pendientes escabrosas del sur. Los sitios invadidos fueron suelos arcillosos y de buen drenaje asociados con otras hierbas invasivas anuales. Nuestras observaciones contribuyen a la creciente evidencia que la Ventenata dubia posee una mayor amenaza para los ecosistemas de baja elevación cubiertos de artemisa del desierto de lo que anteriormente se había descubierto. También ilustra los tipos de detonantes externos que están impactando las áreas protegidas de estepas de artemisa y la necesidad de continuar la temprana detección y la rápida respuesta de medidas, además del monitoreo a largo plazo de las invasiones y la efectividad de respuesta.

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