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Abstract

Bonneville cutthroat trout (Oncorhynchus clarkii utah) have experienced substantial declines in their historical distribution and abundance, and recent status assessments have noted a particular lack of information on abundance trends for the species. From 1993 to 2020, a total of 186 backpack electrofishing surveys were conducted across 34 index reaches to monitor abundance of Bonneville cutthroat trout and nonnative salmonids in southeastern Idaho streams. Trout abundance (all species combined) for fish ≥100 mm (total length) averaged 7.6 fish/100 m2 of stream (3.1 fish/100 m). Bonneville cutthroat trout population growth rate (λ) was generally stable through time (mean λ = 1.04 across all reaches; 95% confidence interval, 0.98–1.10), whereas for nonnative trout considered collectively, estimates of λ in general were declining over the entire study period (mean λ = 0.93; 0.89–0.97). Although mean density of Bonneville cutthroat trout was higher at reaches where nonnative trout were absent (= 7.7 fish/100 m2) than where they were present (= 4.2 fish/100 m2), estimates of λ for cutthroat trout were not related to the abundance of nonnative trout. Bonneville cutthroat trout λ was also unrelated to all the reach-scale environmental conditions we measured except for conductivity, which was positively associated with λ. Conductivity is normally associated with the productivity of a water body, but it is also correlated to other important cations and anions (e.g., alkalinity and water hardness) that can influence fish populations in a number of ways; thus, we cannot ascertain whether the relationship we observed was causative or correlative. Bonneville cutthroat trout abundance was higher in years when both winter and summer discharge were higher in the previous year, which concurs with a large body of literature demonstrating that reduced baseflow during winter or summer can adversely affect salmonid recruitment, food resources, predatory avoidance, survival, and stream habitat conditions.


La distribución y abundancia histórica de la trucha degollada de Bonneville (Oncorhynchus clarkii utah) ha disminuido de manera sustancial, y la observación de las recientes evaluaciones de su estado muestra una falta de información sobre las tendencias en la abundancia de la especie. Entre 1993 y 2020, se realizaron un total de 186 muestreos a través de electropesca en 34 tramos índice para monitorear la abundancia de truchas degolladas de Bonneville y salmónidos no nativos en los arroyos del sureste de Idaho. La abundancia de truchas (de todas las especies combinadas) de peces ≥100 mm (de longitud total) fue en promedio de 7.6 peces/100 m2 de arroyo (3.1 peces/100 m). La tasa de crecimiento de la población (λ) de trucha degollada de Bonneville se mantuvo generalmente estable a lo largo del tiempo (media λ = 1.04 en todos los tramos; intervalos de confianza del 95%, 0.98–1.10), mientras que, para las truchas no nativas consideradas colectivamente, las estimaciones de λ en general disminuyeron durante todo el período de estudio (media λ = 0.93; 0.89–0.97). Si bien la densidad promedio de la trucha degollada de Bonneville fue mayor en los tramos donde no se encontró truchas no nativas (= 7.7 peces/100 m2) comparada con los sitios donde se encontraron presentes (= 4.2 peces/100 m2), las estimaciones de λ de la trucha degollada no se relacionó con la abundancia de truchas no nativas. La tasa de crecimiento de la población (λ) de trucha degollada de Bonneville, tampoco se relacionó con ninguna de las condiciones ambientales a escala de alcance que medimos, excepto con la conductividad, que se asoció positivamente con λ. Generalmente, la conductividad se asocia con la productividad de un cuerpo de agua, pero también se correlaciona con otros cationes y aniones importantes (por ejemplo, la alcalinidad y la dureza del agua) que pueden influir en las poblaciones de peces de varias maneras, por lo que no podemos determinar si la relación que observamos fue causal o correlativa. La abundancia de la trucha degollada de Bonneville fue mayor en los años en que la descarga de invierno y la descarga de verano fueron mayores el año anterior, lo que concuerda con una gran cantidad de literatura que demuestra que el flujo base reducido durante el invierno o el verano puede afectar negativamente el reclutamiento de salmónidos, los recursos alimentarios, la evasión de depredadores, la supervivencia, y las condiciones del hábitat de los arroyos.

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