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Abstract

Predation affects the demography and population dynamics of prey species. Because predators commonly stalk prey from concealed routes, attack quickly, and frequently avoid areas with human observers, documenting predation under natural conditions is often difficult. An adult female American badger (Taxidea taxus) with offspring moved into a colony of Gunnison’s prairie dogs (Cynomys gunnisoni) living under natural conditions at Valles Caldera National Preserve in New Mexico, United States, and provided an excellent opportunity to record predations over a period of 33 consecutive days in June–July 2018. Badgers are commonly nocturnal, but the badger at our study area captured a total of 100 Gunnison’s prairie dogs during daylight hours. Sixty-two of the victims were adults (≥1 year old), 32 were juveniles (≤3 months since birth), and 6 were of unknown age. Most predations occurred in mid-morning and early afternoon. Our results, which do not account for nighttime predations and therefore underestimate numbers of successful attacks, suggest that a single predatory individual can have a sudden, devastating effect on a prey species.


La depredación afecta la demografía y la dinámica poblacional de las especies de presa. Debido a que, los depredadores suelen acechar a sus presas en caminos ocultos, atacar velozmente y evitar áreas con presencia de humanos, documentar la depredación en condiciones naturales es una tarea difícil. En la primavera de 2018, una hembra adulta de tejón (Taxidea taxus) con crías, se mudó a una colonia de perritos de la pradera de Gunnison (Cynomys gunnisoni) que habitan en condiciones naturales en la Reserva Nacional Valles Caldera en Nuevo México (Estados Unidos), ofreciendo una excelente oportunidad para registrar depredación durante un período de 33 días consecutivos, entre junio y julio de 2018. Los tejones suelen ser nocturnos. Sin embargo, el tejón de nuestra área de estudio capturó un total de 100 perritos de la pradera de Gunnison durante el día. Sesenta y dos de sus presas fueron adultos (≥1 año), 32 jóvenes (≤3 meses desde el nacimiento) y seis de edad desconocida. La mayoría de las depredaciones ocurrieron a media mañana y temprano en la tarde. Nuestros resultados, que no toman en cuenta las depredaciones nocturnas y, por lo tanto, subestiman el número de ataques exitosos, indican que un sólo depredador puede tener un efecto repentino y devastador en una especie de presa.

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