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Abstract

Conservation of species requires accurate population estimates. We used genetic markers from feces to determine bighorn sheep abundance for a herd that was hypothesized to be declining and in need of population status monitoring. We sampled from a small but accessible portion of the population’s range where animals naturally congregate at a natural mineral lick to test whether we could accurately estimate population size by sampling from an area where animals concentrate. We used mark-recapture analysis to derive population estimates, and compared estimates from this smaller spatial sampling to estimates from sampling of the entire bighorn sheep range. We found that estimates were somewhat comparable; in 2009, the mineral lick sample and entire range sample differed by 20 individuals, and in 2010 they differed by only one individual. However, we captured 13 individuals in the entire range sample that were not captured at the mineral lick, and thus violated a model assumption that all individuals had an equal opportunity of being captured. This eliminated the possibility of inferring a total population estimate from just animals visiting the mineral lick, but because estimates were relatively similar, monitoring at the mineral lick can provide a useful index for management and conservation. We compared our results to a radio-collar study conducted in 2003–2004 and confirmed that the population remained stable since 2004. Our population estimates were 78 (CI 62–114) in 2009 and 95 (CI 77–131) in 2010. Between 7 and 11 sampling dates were needed to achieve a CV of 20% for population estimates, assuming a capture probability between 0.09 and 0.13. We relied on citizen science volunteers to maximize data collection and reduce costs; 71% of all fecal samples were collected by volunteers, compared to 29% collected by paid staff. We conclude that our technique provides a useful monitoring tool for managers. The technique could be tested and applied in similar populations where animals congregate with high fidelity at a mineral lick or other area.


La conservación de las especies requiere estimaciones precisas de la población. Utilizamos marcadores genéticos de las heces para determinar la abundancia de una manada de borrego cimarrón que hipotéticamente estaba disminuyendo y por la necesidad del monitorear el estado de la población. Tomamos muestras de una pequeña pero accesible parte de la población en la que los animales se congregan de forma natural en una capa mineral natural para intentar estimar con precisión el tamaño de la población mediante el muestreo de un área donde los animales se concentran. Utilizamos análisis de marca y recaptura para derivar estimaciones de la población, y comparar este muestreo pequeño con el rango espacial completo del borrego cimarrón. Encontramos que las estimaciones son comparables; en el 2009, la muestra del sitio de minerales y la de toda la muestra difirió por 20 individuos, y en 2010 se diferenció sólo por 1 individuo. Sin embargo, capturamos 13 individuos en la muestra completa que no fueron capturados en la muestra del depósito mineral, y por lo tanto se violó el supuesto del modelo de que todos los individuos tenían la misma probabilidad de ser capturado. Esto eliminó la posibilidad de inferir una estimación de la población total de sólo muestrear a los animales que visitan el depósito mineral, pero por ser las estimaciones relativamente similares, monitorear el depósito mineral puede proporcionar un índice útil para la gestión y la conservación. Comparamos nuestros resultados con un estudio de radio collares realizado en 2003–2004 y confirmamos que la población se mantuvo estable desde el 2004. Nuestras estimaciones de la población fue de 78 (IC 62–114) en el 2009 y 95 (IC 77–131) en el 2010. Se necesitan entre 7 y 11 ocasiones de muestreo para alcanzar un CV del 20% para las estimaciones oblacionales, asumiendo una probabilidad de captura de entre 0.09 y 0.13. Nos basamos en ciudadanos voluntarios para maximizar la colección de datos y reducir los costos; 71% de todas las muestras fecales fueron colectadas por los voluntarios, en comparación con el 29% colectado por el personal remunerado. Concluimos que nuestra técnica proporciona una herramienta útil para los responsables de la conservación para el seguimiento, y podría ser probado y aplicado en poblaciones similares donde los animales se congregan con alta fidelidad en una capa mineral u otra área.

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