•  
  •  
 

Abstract

Intensive radio-tracking during August–December enabled us to collect detailed information on digging behaviors of a small sample of black-footed ferrets (Mustela nigripes) occupying colonies of white-tailed prairie dogs (Cynomys leucurus). A sample of 33 prairie dogs, also radio-tagged, progressively ceased aboveground activity during late summer and fall, presumably as they descended into burrows to hibernate. Most of the time ferrets spent digging was in November–December when >95% of the radio-tagged prairie dogs were inactive, suggesting that digging was primarily to excavate hibernating prey. Although 43.9% of the burrow openings were estimated to be in large mounds, which are common on colonies of white-tailed prairie dogs, all of a sample of 17 deposits of soil (diggings) made by ferrets were excavated at small mounds or nonmounded openings. The average duration of 23 nocturnal sessions of digging by ferrets was 112.2 minutes. A digging session consisted of multiple bouts of soil movement typically lasting about 5 min, and sessions were separated by pauses above- or belowground lasting several minutes. Bouts of moving soil from a burrow involved round-trips of 12.5–30.3 s to remove an average of 35 cm3 of soil per trip. These digging bouts are energetically costly for ferrets. One female moved 16.8 kg of soil an estimated 3.3 m during bouts having a cumulative duration of 178 minutes, removing a soil plug estimated to be 178 cm long. Increasing evidence suggests that some behaviors of ferrets and prairie dogs are coevolutionary responses between this highly specialized predator and its prairie dog prey.


Mediante el uso intensivo del monitoreo por radio desde agosto hasta diciembre, logramos colectar información detallada sobre la conducta de excavación de una pequeña muestra de hurones de patas negras (Mustela nigripes) que habitan colonias de perros llaneros de cola blanca (Cynomys leucurus). Una muestra de 33 perros llaneros, también monitoreados por radio, cesaron gradualmente su actividad sobre el suelo durante finales del verano y el otoño, probablemente debido a que descendieron a sus madrigueras para hibernar. De noviembre a diciembre fue cuando los hurones pasaron la mayor parte de su tiempo cavando y cuando más del 95% de los perros llaneros monitoreados por radio no se encontraban activos, lo cual indica que las excavaciones se hacían primordialmente para extraer presas que estaban hibernando. A pesar de que se estima que el 43.9% de las madrigueras se encuentra en los montículos grandes que son comunes en las colonias de perros llaneros de cola blanca, de una muestra de 17 depósitos de tierra (excavaciones) realizados por hurones, todos se habían excavado en montículos pequeños o en madrigueras sin montículos. La duración promedio de 23 sesiones nocturnas de excavación realizadas por hurones fue de 112.2 minutos. Una sesión de excavación consistió de varios ratos de movimiento de tierra que típicamente duraban alrededor de 5 minutos, separados por pausas tanto sobre el suelo como en el subsuelo que duraban varios minutos. En estos ratos, se realizaban viajes de 12.5–30.3 segundos para remover 35 cm3 de tierra por viaje. Estas excavaciones de tierra consumen mucha energía de los hurones. Una hembra removió 16.8 Kg de tierra a lo largo de una distancia de aproximadamente 3.3 m durante sus ratos de excavación, los cuales duraron 178 minutos en total y en los que logró remover un taponamiento de 178 cm de largo. Existen cada vez más evidencias que indican que algunos comportamientos de los hurones y los perros llaneros son respuestas coevolutivas entre este depredador altamente especializado y su presa, el perro llanero.

Share

COinS