•  
  •  
 

Abstract

Pronghorn (Antilocapra americana) exhibit complex spatial and temporal variation in seasonal movements and range use across their distribution. However, knowledge of seasonal movements, routes, and distribution of pronghorn within the sagebrush-steppe of the northern Great Basin is lacking. From October 2011 to October 2013, I monitored movements of adult female pronghorn across an area of over 1.5 million hectares along the northwestern Nevada and southeastern Oregon border using GPS/VHF-equipped collars. I used 68,834 GPS locations from 32 female pronghorn to determine migration timing, seasonal distributions, individual fidelity to winter and summer ranges, and population-level routes used during the migration period. Collared pronghorn were conditionally migratory, with 65% migrating an average of 30.0 km the first year and 100% migrating an average of 39.1 km the second; one individual migrated over 160 km between summer and winter ranges. Seasonal ranges averaged 143.3 km2 during the summer, and from 252.9 to 459.9 km2 during the winter (2010/2011 and 2011/2012, respectively). Individual pronghorn demonstrated wide variation in directional movement between summer and winter ranges, and there was high overlap of common areas across seasons and time periods. Pronghorn showed stronger fidelity to summer ranges than to winter ranges, and occupied higher elevations during the summer months, descending to lower elevations during the winter. Deeper snow and colder temperatures in 2012/2013 compared to 2011/2012 corresponded to longer average migration distances, fewer exploratory movements, larger winter ranges, lower elevational use, and a shift in winter range location. Habitat conversion, degradation, and fragmentation have accumulated across the sagebrush-steppe biome and are negatively affecting the long-term persistence of dependent wildlife. Applying knowledge of important seasonal use areas and routes used during migration in future conservation planning can mitigate impacts to pronghorn habitat and provide for long-term conservation.


El antílope americano (Antilocapra americana) tiene una variación espacial y temporal compleja durante su movimiento migratorio estacional y su rango de utilización a lo largo de su distribución. Sin embargo, el conocimiento sobre los movimientos estacionales, las rutas y la propagación de los antílopes en la estepa-artemisa al norte de la Gran Cuenca (Great Basin) es insuficiente. Desde octubre del 2011 a octubre del 2013, monitoreé los movimientos de hembras adultas en una área de más de 1.5 millones de hectáreas a lo largo de la frontera del noroeste de Nevada y sudeste de Oregon utilizando collares equipados con GPS/VHF. Utilicé 68,834 ubicaciones de GPS de 32 antílopes hembras para determinar el momento de migración, las distribuciones estacionales, la fidelidad individual en los períodos de invierno y verano, y las rutas a nivel poblacional utilizadas durante el período de migración. Los antílopes con collares migraron condicionalmente. Un 65% migró un promedio de 30.0 km el primer año, mientras que el 100% migró un promedio de 39.1 km el segundo año, con una migración individual de más de 160 km entre los períodos de verano e invierno. Los rangos estacionales fueron en promedio de 143.3 km2 durante el verano, y entre 252.9 y 459.9 km2 durante el invierno (2010/2011 y 2011/2012, respectivamente). Los antílopes mostraron una variación amplia, individualmente, en su desplazamiento direccional entre los rangos de verano e invierno, y hubo superposición de las áreas comunes entre las estaciones y los períodos de tiempo. Los antílopes mostraron mayor fidelidad a los rangos de verano que a los de invierno, y ocuparon alturas más elevadas durante los meses de verano, descendiendo a menores alturas durante el invierno. Nieve más profunda y temperaturas más frías en 2012/2013 en comparación con las de 2011/2012 correspondieron a un promedio de distancias de migración más largas, menores movimientos exploratorios, rangos de invierno más grandes, el uso de alturas más bajas y un cambio en el rango de ubicación en invierno. La transformación del hábitat, la degradación y la fragmentación se han acumulado a través del bioma de estepa-artemisa y han afectado negativamente la permanencia a largo plazo de la fauna dependiente. Aplicar el conocimiento sobre el uso de las áreas estacionales importantes y sobre el uso de las rutas durante la migración durante la planificación de la conservación futura, pueden mitigar el impacto en el hábitat del antílope americano y contribuir a su conservación a largo plazo.

Share

COinS